viernes, 20 de octubre de 2017

La periodista golpeada, por celos

Publicado en El Espectador, Octubre 26 de 2017







Alvarez, Lizette (2005). “Sweden faces facts on violence against women”. The New York Times, Mar 30

Blanco, Silvia (2017). “Suecia: ¿paraíso de la igualdad?”. El País Semanal, Marzo 5

EIGE (2016). “Combating violence against women”. European Institute for Gender Equality, Feb 15

WEF (2015). “Global Gender Gap Report “. World Economic Forum

FRA (2014). Violence against women: an EU-based survey. Main Results. Fundamental Rights Agency, European Union. March

Garne, Cecilia (2004). “Min man slog mig i tio år" ("Mi esposo me golpeó durante diez años"). Expressen, Mar 7

Gracia, Enrique & Juan Merlo (2016). “Intimate partner violence against women and the Nordic paradox”. Social Science & Medicine 157, 27-30

martes, 17 de octubre de 2017

Un celoso infame, e impune

Publicado en El Espectador, Octubre 19 de 2017










CC (2014). Sentencia T-967/14 Corte Constitucional

Rubio, Mauricio (2017). "Celina y los celos". El Espectador, Sep 6




martes, 10 de octubre de 2017

Paz y religión

Publicado en El Espectador, Octubre 12 de 2017

La visita del papa hizo evidente la religiosidad colombiana, una realidad silenciada en las negociaciones de paz, en el Acuerdo y en su implementación.


A pesar de Camilo Torres, Manuel Pérez, Golconda, varios curas que combinaron “la prédica del evangelio con el fusil”, o que bendijeron la retaliación, la versión oficial del conflicto ha menospreciado el aspecto religioso. ¡Basta Ya!, del Grupo de Memoria Histórica menciona una sola vez la palabra religión, como una de las “invasiones ideológicas” que confunden a las comunidades indígenas. 


Después del Acuerdo, el término reconciliación se pudo de moda. Pero se difuminó su sentido religioso, que es evidente: de las seis acepciones de la Real Academia Española, sólo una es ajena a esa dimensión. La religión contribuyó a la vinculación de combatientes al conflicto, y en el abandono de las armas su papel parece determinante. “Estar a paz con la justicia divina es lo más importante” oí afirmar a un comandante paramilitar en la Universidad de los Andes. “Pongo a Dios en primer lugar porque es Él quien está al mando de este proceso”, sentenció el líder de una pandilla reinsertada en una reunión en el Externado.


No son los únicos guerreros que destacan el rol crucial de la religión en los esfuerzos conducentes a la paz, algo que ignoran olímpicamente quienes le buscan sin tregua un empaque exclusivamente laico a cuestiones como el perdón y la reconciliación. Por debajo de la mesa, los comandantes farianos, marxistas leninistas, también han tenido devaneos alejados del materialismo. En La Habana, el misionero estadounidense Russell Martin Stendal se reunió varias veces con Iván Márquez y Jesús Santrich, entre otros jefes de las Farc, a quienes “les hablaba de la palabra de Dios”. Se trataba, según él, de la continuación de una labor de décadas en la que ha llevado el mensaje bíblico a comandantes de todos los grupos armados: su labor empezó hace más de treinta años cuando, para hablar con las Farc en Casa Verde, se unió a la ‘Cruzada nacional por la reconciliación’ del padre Rafael García Herreros, personaje definitivo en la entrega de Pablo Escobar. 


Desde el primer encuentro con Iván Márquez, en enero de 2013, hubo gran receptividad. “Ellos entraron pidiéndome perdón… estaban muy compungidos”, afirma Stendal quien fue secuestrado varias veces por las Farc. Se volvió tan cercano a sus victimarios que en Febrero de 2015 fue acusado de hacer parte de una red de apoyo a esa guerrilla. Informes de inteligencia señalaban que tras su secuestro en 1983 empezó a servir de “correo humano” entre los jefes de la organización. Varios reinsertados relataron que en sus visitas a los campamentos Stendal llevaba “no solo libros y biblias, sino medicinas, información de comandantes guerrilleros y equipos con los que la guerrilla montó emisoras clandestinas”. 


Kimberly Theidon es una de las pocas analistas interesada en los complejos vínculos entre el conflicto colombiano y la religión. Anota que sin eso no se entiende, por ejemplo, que desde hace años en Urabá los pastores que militaron en grupos paramilitares resistan meterse de nuevo a la guerra. “Con la conversión están firmes en su fe. Sus excompañeros los presionan pero ellos insisten en que no van a regresar. “Prefiero morirme, ahora soy una persona nueva’”, afirman. El Pastor Abiathar estaba presente cuando, en mitad del culto,  los paramilitares le dispararon en la cabeza a su padre, también pastor. Varios amigos ofrecieron vengar esa muerte, todos sabían quiénes eran los autores, pero la familia no aceptó. “El perdón es la clave. Todo comienza con el perdón. Mi padre fue asesinado y no hubo juicio, nada. Pero Jesús ya pagó por eso. El sufrió la condena. La justicia se hizo en Jesús”.


A Theidon le sorprendió que en las conversaciones que sostuvo con ex combatientes sobre la justicia nunca mencionaran al Estado. La falta de instancias legales para resolver los crímenes, el clima de absoluta impunidad, es un factor que mantiene el ánimo de venganza; la justicia penal le pone freno a la espiral de retaliaciones. Sin esa opción, es indispensable que haya alternativas, y una de esas es precisamente la justicia divina. Así, recomienda ella, hay que “comprender realmente la fe que tiene la gente en Dios y en que Él se encargará de juzgar y ajustar cuentas, y de comprender esto como algo más que fatalismo, falsa conciencia, resignación o resentimiento. Todas estas aproximaciones son despectivas y sugieren que los adeptos son solo los ingenuos de la historia”. 


Ese mensaje simple no ha sido asimilado por un progresismo tan voluntarista e ingenuo que da por descontado que el perdón y la reconciliación surgirán espontáneamente de leyes tramitadas a las carreras y no de enseñanzas milenarias, como las del papa Francisco, que deslumbraron a una intelectualidad con lagunas históricas y sociológicas. 








ET (2015). "El misionero de EE. UU. sindicado de rebelión". El Tiempo, Feb 20


Lozano, Pilar (1989). “10 curas españoles son guerrilleros en Colombia, según un informe militar”. El País, Oct 25

Solano, Carlos (2017). "El hombre que les habló de Dios a las Farc en La Habana". El Tiempo, Ene 19

Theidon, Kimberly (2015). “De las armas a Dios: Movilización del cristianismo evangélico en Urabá, Colombia". Bogotá: Fundación Ideas para la Paz, Working Paper Nº 14

Uprimny, Rodrigo (2014). "Reconciliación y democracia". El Espectador, Sep 13

martes, 3 de octubre de 2017

Guerrilleros vengadores

Publicado en El Espectador, Octubre 5 de 2017


Una vertiente de la historia del conflicto estableció que los paramilitares eran esencialmente depredadores de tierras, enmascarando su naturaleza retaliadora. 


La venganza también dio origen a algunos grupos guerrilleros. El caso más emblemático es el frente Carlos Alirio Buitrago del ELN. Parte de su historia empieza por la época de la anterior visita papal. En el templete eucarístico, el sacerdote Bernardo López recibió en persona la bendición de Paulo VI. Abogado, López se enroló en el seminario de vocaciones tardías de la Ceja. Asimiló el mensaje del Concilio Vaticano II, reforzado por la Teología de la Liberación: acercar la Iglesia a los pobres y oprimidos. Siguió de cerca el recorrido de Camilo Torres y se vinculó a Golconda, un grupo de sacerdotes revolucionarios. 


En la vereda Santa Rita de Cocorná vivían Manuel Buitrago, Herlinda Martínez y sus diez hijos. Hacían parte de una comunidad cristiana de base, solidaria entre vecinos que practicaban la ayuda mutua. Estudiaban la Biblia en grupo y lo hacían “desde la mirada del pobre”; consideradan pecado incumplir el mandato de amor al prójimo. Mercaban al por mayor con fondos de la cooperativa. El párroco Bernardo López coordinaba acciones ayudado por tres misioneras españolas. 


Tras cuatro años en Cocorná, la arquidiócesis de Barrancabermeja le ordenó a López salir de la zona por razones de seguridad. Así como atrajo fervientes feligreses, acumuló enconados enemigos: comerciantes, terratenientos y ganaderos que veían en él un “comunista ensotanado”. La comunidad sabía que nada sería lo mismo sin López. Al desconcierto se sumaban rumores sobre ganaderos molestos con el trabajo comunitario en las veredas; también se mencionaban grupos armados impulsados desde Puerto Boyacá para limpiar la región de comunistas. 


Entre los opositores al padre López estaban cuatro Masetos –herederos de los vengadores del MAS- que llegaron una tarde a la finca de Manuel Buitrago preguntando por él. Lo esperaron, tomaron limonada, pero como “labores así deben ejecutarse rápido para evitar el riesgo de ablandarse” le pidieron a los tres mayores y a dos amigos que salieran para hablarles y le ordenaron a los niños quedarse. A los pocos minutos estalló el traqueteo. 


Cuando Manuel volvió “los vimos  a  todos  en  filita,  conforme  venían,  así  los  rafaguiaron  y  así  cayeron;  eso quedaron el uno con la cabecita en los pies del otro, en pura filita". Herlinda estaba “acurrucada con cinco hijos en la oscuridad de un cafetal sintiendo que en cualquier momento le iban a disparar”. Manuel ni siquiera pudo llorar. La gente de la vereda empezó a llegar a la mañana siguiente.  “No  todos  se  entregaron  a  una  congoja  resignada  y  fatalista, también  hubo  quienes  expresaron  una  honda  conmoción  de  rabia”. Las autoridades vinieron, trataron de no hacer demasiadas preguntas, llenaron los formularios de rigor y autorizaron llevarse los cadáveres. La velación parecía un mercado nocturno, con cientos de personas. 


Bernardo López volvió para celebrar la “eucaristía exequial”. Un arzobisbo calificó la matanza de acto villano y oró para que “se restablezca la paz en la región”. Al salir del cementerio, Herlinda pidió papel y lápiz para contarle a la comunidad “cómo  fue  la muerte  de mis  hijos, de mi hermanito… cómo se los llevaron para  la  raíz de un árbol donde  los prendieron a  tiros y  los dejaron  tirados por el suelo". Emigró con su familia a Barrancabermeja. 


Cuando Gustavo Buitrago, su hermano Rigoberto, y cuatro hombres más volvieron a Santa Rita con fusiles terciados “traían a cinco mártires entre sus motivos para tomar las armas”. Fue fácil reclutar jóvenes convencidos de la lucha de clases, la liberación del pueblo -las enseñanzas del cura López- pero, sobre todo, furiosos por la masacre. Hábilmente, el ELN los acogió fundándoles su propio frente en la región, para combatir a los  Masetos.


Hace unos años, un reinsertado de las Farc señalaba que “antes lo teníamos claro, la gente luchaba por un pueblo, en contra de la pobreza, por lo que fuera. Ta ta ta, por miles de razones. Pero ahora no tenemos claridad de por qué sucede esta guerra. La guerra ahora solo va de venganza en venganza, así funciona esta guerra”. 


La visita de un papa sencillo hizo tambalear el piso ideológico de mentes progres y laicas. Valdría la pena aclarar si contra las venganzas lo que se espera es perdón cristiano, y si algo tan íntimo y personal se puede volver colectivo con una organización tan poco arrepentida y provocadora que homenajea a su más sanguinario comandante. La gente sólo aguanta la falta de justicia estatal cuando espera una alternativa divina, un vacío que definitivamente no llenará la JEP, tan idealista e improvisada. Ese audaz experimento, para muchos un esperpento, plagado de incógnitas, en medio de semejante crispación política, hasta podría revivir ánimos de venganza ya aplacados.






Gómez Juan Alberto (2012). "Entre tarde y noche". Historias de Asfalto


Theidon, Kimberly (2015). “De las armas a Dios: Movilización del cristianismo evangélico en Urabá, Colombia”. Bogotá: Fundación Ideas para la Paz, Working Paper Nº 14


Zuluaga Ceballos, Guillermo (2008) “Enemigos íntimos”. Verdad Abierta, Nov 4