miércoles, 28 de agosto de 2013

Las feministas y la Resistencia

Publicado en El Espectador, Agosto 29 de 2013

REFERENCIAS


Bjorg Marie (2010). “Les femmes et la Résistance: une histoire oubliée”. Disertación, Universidad Haskoli Islands. Versión digital.

Coudert, Marie-Louise (1990). Elles. La Résistance. Poitiers: Messidor Temps Actuels


martes, 20 de agosto de 2013

Las choferes de ambulancia en la guerra

Publicado en El Espectador, Agosto 22 de 2013

REFERENCIAS


Gilzmer et. al. (2003).  Les femmes dans la résistance en France. Tallandier

Pineau, Fréderic (2013). Femmes en Guerre 1940-1946. ETAI



Más fotos y referencias aquí

miércoles, 14 de agosto de 2013

La comandante quiteña del M-19

Publicado en El Espectador, Agosto 14 de 2013

La muerte del teniente ecuatoriano en un enfrentamiento fronterizo con las FARC es una manifestación más del largo desbordamiento del conflicto al vecino país. Alfaro Vive Carajo fue un clon del M-19 que operó allí entre 1980 y 1991. 


De origen urbano, con líderes universitarios de clase alta -autocalificados democráticos, nacionalistas y antiimperialistas- robaron la espada del general Eloy Alfaro, montaron audaces golpes espectáculo y con la asesoría de los colombianos introdujeron  en el Ecuador los secuestros de impacto. 


Santiago Kingman, uno de los fundadores, era profesor universitario en Quito y hacía parte del M-19. Con 27 años se consideraba el viejo del grupo. Patricia Peñaherrera, su novia, fue invitada casi adolescente  a guerrear en Colombia. Llegó a ser jefe de las fuerzas especiales del Eme. “En esa escuela yo hice una especialización que me costó casi mi personalidad”.  


La principal actividad de ese grupo élite era la toma de unidades militares del ejército colombiano. “Nos infiltrábamos ocho o diez personas en un cuartel y lo atacábamos desde adentro, utilizando técnicas vietnamitas”. En la última que participó y resultó herida  “entramos a que todos se mueran, el aniquilamiento total le llamaban ellos. Y eso es un combate muy duro, muy doloroso, porque cuando llegas las personas reaccionan, ellos también están formados para reaccionar militarmente con fusiles, granadas, explosivos y eso se volvió algo terrible, un incendio, volaban los techos, las sillas, las camas, las personas. Sí, tengo el recuerdo de que es como un infierno ... creo que un ser humano no está capacitado para vivir la guerra así”.


A pesar de los golpes que les diera el gobierno de Febres Cordero, los alfaros resistieron hasta la presidencia de Rodrigo Borja, socialdemócrata con el que negociaron la entrega de armas y un acuerdo de paz. 


Recientemente la periodista Isabel Dávalos hizo un documental sobre el grupo. Entrevistó a varios de sus integrantes reinsertados y aburguesados. A pesar de mantener vivo el interés por la política, tienen una percepción de su pasado radicalmente distinta a la que lograron aclimatar los ex combatientes colombianos en cuyos testimonios es bien precaria la conciencia de que causaron más daño que beneficios. 


En los ecuatorianos es transparente la impresión de que se trató de una locura juvenil.  “Los Alfaro pueden pensar haber sido un símbolo de bacanería … La aventura no es solamente que te vas a dar bala sino que te estás arriesgando en grupo entre una gallada y estás compartiendo intensamente eso que estás haciendo” anota Kingman con una fotografía de Pizarro y Navarro en el fondo. Nada que ver con el tono heroico y trascendental de los ex M-19  al relatar, con escaso arrepentimiento, su lucha armada. Todo lo que hicieron, insisten, fue por la paz. Una pretensión incongruente con una acción como la que traumatizó a la Peñaherrera.  


Es lamentable que el ejemplo para las FARC sean combatientes-intelectuales arrogantes y no gente capaz de arrepentirse. Como la de Alfaro Vive, ¡carajo! 



REFERENCIAS

Dávalos, Isabel (2007). "¡Alfaro Vive Carajo! Del sueño al caos". Documental







"M-19 capacitó a alfaristas y participó en sus asaltos", El Universo, Junio 20, 2010. Versión Digital

"Alfaro Vive Carajo", Expedientes Ecuador

miércoles, 7 de agosto de 2013

Memorias sin víctimas del M-19

Publicado en El Espectador, Agosto 8 de 2013

Las citas están tomadas de la versión en inglés. Traducción propia

Un nubarrón sobre la mesa de diálogo en Cuba es el tratamiento de las víctimas. No se sabe si las FARC les pedirán perdón.


La reticencia de los grupos armados colombianos para arrepentirse de sus desafueros no es nueva. Lo usual ha sido minimizar la responsabilidad y las secuelas de las acciones, deformar intenciones, culpar al Estado y magnificar la confusión combatiente-víctima.


En las memorias de Maria Eugenia Vásquez, alias Emilia del M-19, publicadas en 1998 y traducidas al inglés por una editorial universitaria norteamericana en el 2005, la alusión a las víctimas es tangencial, y las manifestaciones de arrepentimiento todavía más escasas. Cuenta, por ejemplo, cómo José Raquel Mercado “apareció muerto” cerca del parque El Salitre. Igualmente ligero es el recuerdo de los rehenes en la Embajada de la República Dominicana. “Me sentí como Alí Babá a la entrada de la cueva de los tesoros. Cada embajador tenía un valor de cambio específico en la negociación por prisioneros políticos”.


Aún más lamentable es el relato sobre el manejo de unos secuestrados. “Afranio me dijo que debía traer nuevos huéspedes a la casa. El día acordado, me levanté temprano con el Flaquito para recogerlos. Estaba muy nerviosa, sobre todo por mi falta de experiencia como chofer … El Flaquito abrió la puerta trasera del carro y sentí que varias personas subieron. Podía oir su rápida respiración … Cuando arrancó el jeep mi miedo desapareció. Me sentí distinta, como si alguien más estuviera actuando … Al entrar a un garage los huéspedes salieron y el Flaquito les dio sus capuchas. El hotel estaba lleno. Los huéspedes estaban instalados y un poco más tarde bajé para ponerlos al día sobre sus condiciones … Me saludaron y noté un acento extranjero, algo que me pareció excitante. ¡Ya éramos internacionalistas!”


La frescura de guía turística termina cuando Emilia rememora las detenciones sufridas por su grupo. “No hay nada más aberrante que someter a una persona por la fuerza. La impotencia hiere lo más profundo del ser”.  En las reflexiones finales trata de entender cómo los veían quienes sufrieron sus ataques. “Yo me uní a un bando de la guerra, mientras la mayoría de la gente permaneció indefensa en el medio. Esa responsabilidad fue difícil de soportar”.


En últimas, el principal reproche de Emilia a sus compañeros del M-19 es no haber superado los estereotipos de género y ser tan machistas como los demás colombianos. 


Si eso es lo más cercano al perdón a las víctimas que se pudo lograr de una universitaria que terminó trabajando en la defensa de los derechos de mujeres afectadas por el conflicto, si la publicación de esas memorias sín víctimas fue premiada en Colombia y endosada por la academia internacional, no cabe esperar mucho remordimiento de los halcones en la Habana.


REFERENCIAS

Vásquez Perdomo, María Eugenia. My life as a Colombian Revolutionary. Reflections of a Former Guerrillera.  Philadelphia: Temple University Press